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Hola, soy Marta
¿Quieres conocerme un poco mejor?

Mi yo deportista

Desde pequeña fui como un pez dentro del agua, tanto que durante una época de mi infancia-adolescencia experimenté lo que era competir. Algo me comenzó a suceder cuando entraba a la piscina al competir, el aire dejaba de pasar normal por mis pulmones. Una sensación de ahogo que no sucedía fuera de presión, y abandoné la competición. Pero sí seguí nadando. Hoy día puedo decirle a mi pequeña nadadora que la ansiedad en competición es algo muy habitual y que no tiene la culpa de no haber sabido gestionarla en ese momento.

Nunca fui ni de cerca Badosa, Garbiñe o las hermanas Williams. Pero sí disfruté de este deporte durante años y hoy en día sigo haciéndolo. Y disfruto con mis propias frustraciones, mis propios miedos a fallar y mi miedo a competir contra otra persona. Y cada día los entreno, porque nunca dejamos de aprender.

Quizá no se considere un deporte como tal, pero ejercicio físico se hace…ya os aviso. Danza clásica, baile moderno, hip hop, funky, ritmos latinos… Desde pequeña he bailado muchos estilos, en diferentes formatos de clases y entrenamientos. Sé lo que es ensayar durante meses las mismas coreografías para salir al escenario de un teatro, delante de muchas personas, y mostrar el resultado de lo trabajado. Sé el esfuerzo que conlleva, sé cómo las emociones te envuelven y conozco la liberación cuando comienzas a bailar y el resto de cosas se silencian.

Amo el fútbol. Desde pequeña he visto, leído y hablado de fútbol. Era forofa del deporte como espectáculo, hasta que aprendí a leer la psicología dentro y fuera del césped. Desde ese día el olor a césped artificial, tener las botas llenas de caucho, entrar y salir de vestuarios, mantenerte al descubierto con calor, frío, lluvia o nieve, etc. Todo esto me cambia el estado de ánimo, no sabría explicaros lo que siento con palabras, pero que bonito es.

Mi yo estudiante

No estamos obligados a saber a qué nos queremos dedicar cuando acabamos el instituto. Yo no lo sabía, siempre estuve con una pierna puesta en las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y con otra en la Psicología. Pero, cuando me decidí por la psicología, hubo algo que siempre tuve claro: yo iba a ser una psicóloga deportiva, costase lo que costase. A día de hoy trabajo por cumplir ese sueño. Y como siempre me gustó aprender, me encanta aprender a ayudar a las personas, por eso decidí ampliar mi formación al ámbito sanitario y otros métodos de trabajo. Mi objetivo: sumar a quien deposite su confianza en mí.

Mi yo gamer

Desde pequeña me han dado igual los estereotipos culturales de género. Siempre he sido una niña a la que le ha encantado ver y hablar de fútbol, usar chándal y jugar a videojuegos. En ocasiones creo que mi mano y la gameboy se han fusionado. He jugado todo tipo de juegos, unos se me han dado mejor y otros no tanto. A día de hoy, no solo sigo jugando, sino que soy una abanderada de la desmitificación del videojuego. Parte de mi profesión está dedicada al ámbito competitivo de los videojuegos y a la gestión saludable de estos, así como a la divulgación e investigación sobre sus potenciales en el ámbito terapéutico y educativo.